Uno de los peores tragos para los novios cuando organizan su fiesta de bodas es el de tomar la decisión de cómo sentar a los invitados al banquete. Si la organización de la boda ya es un proceso engorroso, el tema de la distribución de las mesas no un asunto baladí, aunque en ocasiones se nos pueda llegar a pasar por alto, con dramáticas consecuencias.
Suegros y padres que batallan entre ellos víctimas de los celos, parientes que se llevan mal, llevar cuidado de no quedar mal con esa prima lejana de tu madre que se cree con derecho a ocupar los lugares más privilegiados, que si la abuela merece el mejor asiento porque ya está muy mayor, que si tampoco quieres dejar de lado a esa amiga que siempre has tenido a tu lado.
Nos paramos a pensar y una fiesta de bodas da más problemas que otra cosa. Pero es tu gran día, y todo debe estar a punto para que lo disfrutes, y no para que seas víctima de la rencilla de los familiares. Te aconsejamos, cómo organizar, de la mejor manera posible, la mesa presidencial del banquete de bodas.
Cada uno a su sitio
En la mesa presidencial, lugar de honor en una fiesta de bodas, lo lógico es que estén sentados las personas que tienen una relación más estrecha con los novios, es decir, los padres y hermanos, también los abuelos si nos acompañan. Y podemos invitar al cura a acompañarnos. Por supuesto, no nos olvidamos de la dama de honor o padrinos. Pero, ¿y si ya en la Mesa Presidencial hay problemas? ¿Y si resulta que los padres de los novios están separados? En tal caso, mejor será no tentar la suerte y llevar la fiesta en paz, procurando asignarles entonces otra mesa en la sala, para que cada uno forme su mesa con sus seres afines.
Cerca de la mesa presidencial del banquete de bodas, vendrán otras mesas para el resto de invitados. En las más cercanas irán los familiares cercanos, amigos más íntimos y las personas con las cuales tengas un compromiso importante.
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