El aperitivo antes de comer, el banquete, la organización, la cordialidad de los camareros, la carpa; son algunos de los elementos que conforman el catering de una boda. Pero, ¿cómo y qué tener en cuenta a la hora de elegir el catering de casamiento? El ambiente, los alimentos, la fiesta, el personal del servicio, todos son aspectos indispensables para impresionar a los invitados y hacer del casamiento un día que todos recuerden.
El menú: Las bodas son únicas y esa es la primera cosa que una pareja tiene claro. Por eso, el catering debe ofrecer un momento personalizado y ser flexible con la oferta de menús. La elección del mismo, no solo depende del gusto personal y del presupuesto con el que cuentan los novios; es importante considerar a los niños, vegetarianos, personas de la tercera edad, y todos aquellos con especiales cuidados a la hora de comer. Así se pueda disponer de varias alternativas que satisfagan las necesidades de todos los asistentes.
El servicio: Debe contar con personal altamente calificado y con experiencia en grandes eventos; entendimiento, rapidez y eficacia son las características que no deben faltar en este equipo de personas. Personal especializado y experimentado, listo y dispuesto para actuar en un contratiempo. Un número suficiente tanto en la cocina como en la sala para que la fiesta de boda funcione a la perfección.
Las bebidas: Es preferible que sean de marcas reconocidas los licores, refrescos y las bebidas en general, ya que pueden dar más seguridad al invitado a la hora de su consumición. Además es también recomendable de estar preparadas con anterioridad para que estén frías al momento de servirlas.
Todos los detalles se piensan con mucho cuidado sin olvidar nada; el estilo o el ambiente, finalmente dependen de los gustos y la intuición de la pareja. Aquí lo principal es que el personal del catering entienda, respete y represente a la perfección el día más importante: el de la boda.